El Puerto de Barcelona presume desde septiembre de 2012 de poseer la terminal de contenedores más avanzada de todo el Mediterraneo. Pero años antes de inauguración, las obras del muelle del Prat, donde actualmente se encuentran estas instalaciones, colapsaron y se hundieron en el intento de ganar terreno al mar.
El 1 de enero de 2007, tras haber conseguido desplazar la desembocadura del río Llobregat hacia el sur para ampliar el puerto, 16 de los 37 cajones que conformaban la nueva línea de muelles, 600 metros de bloques de hormigón del tamaño de un edificio de seis plantas frente a la antigua desembocadura del río Llobregat, se desplazaron, colapsaron y hundieron en el fondo del mar. Aquel accidente causó unos perjuicios económicos que superaron los 216 millones, además de provocar un retraso de cuatro años en la entrada en servicio de la nueva plataforma, adjudicada a la primera compañía del mundo de transporte de contenedores, la empresa hongkonesa Hutchinson.
Los expertos que estudiaron el accidente concluyeron que las decisiones técnicas adoptadas durante la construcción del Muelle Prat “fueron las correctas en todo momento”. Esa obra formaba parte de la ampliación del Puerto de Barcelona hacia el sur a través del Muelle Prat. El informe técnico sobre el desmoronamiento indicó que los materiales utilizados para rellenar la zona rescatada al mar se volvieron viscosos a consecuencia de un proceso de licuación.
A la viscosidad se agregó, según el informe técnico, la existencia de bolsas de gas que impregnaron estos materiales. Ambas circunstancias ocasionaron una presión de tal magnitud que acabó por desplazar los inmensos contenedores mar adentro.
A la inversión perdida en su día por el accidente hay que sumar los 62,9 millones a los que ascendieron los trabajos de reparación del hundimiento del Muelle Prat. Paradójicamente, estas obras de reparación fueron adjudicadas en noviembre de 2007 a UTE de Ferrovial y Cyes, las mismas que se encargaron del proyecto inicial que colapsó. Fuentes de la APB indicaron en su momento que la extracción y reparación de los bloques desplazados y la continuación del Muelle Prat se encargó a los mismos responsables del hundimiento “porque era el presupuesto más ajustado”. A estas sumas se unen las tasas de ocupación de dominio público que debía satisfacer la concesionaria de la nueva terminal del Muelle Prat y que la APB dejó de percibir, a razón de 29 millones anuales.
El proyecto de ingeniería del Muelle Prat desplazado y hundido, se tuvo que redefinir y pasó de una construcción a base de gigantescos bloques de hormigón a un nuevo planteamiento mediante pilotado y posterior construcción de una plataforma encima.
Por aquel entonces, iba yo embarcado en un pesquero con base en el puerto de Barcelona y por las mismas fechas (aunque no logro recordar exactamente cuándo), recuerdo que volvíamos a tierra mucho antes de lo previsto debido a que habíamos roto todas las redes. Al entrar por la bocana norte, vimos una caseta de obra en el agua y policía, ambulancias y bomberos en el muelle. Al día siguiente, nos enteramos que desgraciadamente y debido al mar de fondo procedente del NE, una ola sobrapasó el rompeolas, llevándose por delante una caseta de obra. Dentro de la caseta, se encontraba un operario, el cual falleció debido al impacto.
Desgraciadamente, hay accidentes a diario. Lo lamentable es cuando éstos se pueden evitar. Yo no soy ingeniero de puertos pero, ¿porqué se construye un rompeolas en forma de muro en vez de usar las típicas piedras/cubos de hormigón que rompen las olas? ¿Quién autorizó que se plantara una caseta de obra en un lugar tan desprotegido ante la fuerza del mar?
Yo sólo sé que no sé nada, aunque creo que no soy el único.
Desde luego, la ubicación de la caseta parece a simple vista la más expuesta, una verdadera lástima de error de cálculo.
ResponderEliminarGracias por esta exposición, me ha encantado conocer el desarrollo del puerto de Barcelona.
Dinero público de todos los españoles que se vertió al mar. Unos irresponsables y caras se lo llevan. Hacen los proyectos, dirigen las obras y las recepcionan. Juan Palomo. Están todos ricos a costa del sudor de los españoles de buena voluntad.
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